Alex deja la manguera de la mousse de chocolate a un lado del pastel que está haciendo, mira el siguiente paso en la secuencia de su horario visual y coloca la parte de arriba del pastel. A continuación retira la imagen de la tapa del pastel del horario visual y mira qué le toca hacer ahora. Ve que tiene que coger la pala y llenar la parte de arriba del pastel con chocolate deshecho. Lo hace. Una vez termina, retira la imagen y ve que le toca poner los adornos. Una a una, y con mucho cuidado, Alex va ordenando las pastillitas de trufa blanca y negra que decorarán el pastel de Quim, un vecino de Arenys de Mar.
Àlex
Àlex es uno de los chicos que, junto a Joel y Summet participan en el programa de transición a la vida adulta de la Fundació Junts Autisme, el Projecte EVI (Espacio de Vida Independiente). Tiene 22 años, autismo y utiliza un sistema alterantivo y aumentativo para comunicarse porque a nivel verbal y escrito le cuesta mucho. Necesita apoyo constante para llevar a cabo ciertas actividades del día a día pero hay otras que, poco a poco y con los apoyos necesarios, ya ha ido aprendiendo.
A Àlex le encanta ir a la Pastelería L’Obrador de Arenys de Munt y hacer pasteles; también le gusta montar la terraza del Restaurante Blaudemar en Arenys de Mar y disfrutaba mucho con el trabajo en el Restaurante Can Parpers (que, por desgracia, tuvo que cerrar durante la pandemia).
Àlex va a trabajar al Obrador y al restaurante un día a la semana: es un trabajo que se ha adaptado a sus necesidades, que se le ha explicado, mostrado y enseñado de manera que él lo pueda entender e ir asimilando y aprendiendo. ¡Y lo hace muy bien!
Al principio de trabajar en la pastelería, estaba todo pautado, todo secuenciado, hasta los movimentos. Poco a poco, estas ayudas se han ido retirando y cada vez es más autónomo. Cuesta diferenciar qué pasteles han hecho él y sus compañeros, del resto de la oferta de dulces. Es imposible saber qué mesas ha puesto Àlex y cuáles no.
La inclusión laboral de las personas con autismo
Según datos de Autismo Europa entre el 76 y el 90% de las personas adultas con trastorno del espectro del autismo (TEA) no tiene trabajo y no desarrolla ninguna actividad laboral: esto las convierte en el colectivo con discapacidad con la tasa más alta de desempleo.
Àlex y todas las personas con autismo (tengan el grado de discapacidad reconocida que tengan) tienen derecho a un trabajo digno y útil. También hay sitios dónde se hacen talleres interesantísimos en los que los productos se venden y sirven para autofinanciar el proyecto. Pero en Junts Autisme no queremos esto: queremos que los jóvenes trabajen en empresas y establecimientos de su entorno, de su comunidad, porque sólo así hablaremos de inclusión real.
El cambio en la sociedad
Esta participación, además, genera toda una serie de cambios y reacciones en el entorno que, a nuestro entender, lo mejoran: al principio los chicos del EVI sólo hacían pasteles en el Obrador pero, al ver como trabajaban y al compartir tiempo y espacio con ellos, las trabajadoras y trabajadores de la pastelería fueron proponiendo que hicieran más cosas: trufas, monas de pascua, crêpes, otros pasteles… ¡y ahora les tenemos preparando Saras para el día de la madre!
En el Restaurante Blaudemar el hecho de conocerlos hizo que el chef y la chef se pusieran en contacto con la entidad porque querían hacer algo más. No les bastaba. Querían ayudar más. Así que diseñamos un taller de cocina para el grupo de adolescentes y ahora estamos planeando otro.
De esto es de lo que hablamos
Del hecho de cambiar las dinámicas y la percepción de la diversidad mediante la participación y normalización de esta diversidad en nuestras vidas. De cambiar los ideales y los estímulos que mueven nuestra sociedad. La productividad, los objetivos, los resultados, los beneficios económicos…son importantes, sí (y más en tiempos de crisis como las que vivimos), pero no lo son todo. Porque de las crisis también se sale con iniciativas inclusivas, solidarias y colaborativas: una economía de valores. El cambio social debe nacer de la voluntad de crear una sociedad no más próspera, sino más humana.
La riqueza de la diversidad
Hasta ahora en el ámbito laboral sólo se han puesto de manifiesto todas las carencias de las personas con diversidad funcional. Las diferencias en los tempos, en la comunicación, en la comprensión, en la percepción, en la participación, en la relación, no son una limitación, sino una posibilidad de mejorar y hacer crecer la dimensión de nuestra sociedad.
Todas las personas del mundo tenemos capacidad para trabajar, todas tenemos características diferentes, y todas tenemos los mismos derechos: debemos poder trabajar para aumentar nuestro bienestar y dignificar nuestra autonomía.
En vez de segregar y apartar a los colectivos vulnerables es necesario acompañarlos y ofrecerles oportunidades y apoyos. Porque existen. Por respeto. Y porque es su derecho. Porque en materia de derechos, ninguna diversidad debe marcar la diferencia.